Has tenido una idea, la has presentado, y te han dado luz verde ¡Enhorabuena! Ahora estamos dirigiendo un proyecto. 🎉

Hay mucho que hacer, pero no te agobies. Iremos poco a poco. ¡Y haz las cosas bien! Ya que este proyecto nace de tu iniciativa, te interesará especialmente seguir las buenas prácticas.

Hay mucha bibliografía en torno a cómo gestionar un proyecto, por lo que en este artículo en vez de repetir lo de siempre he querido resaltar algunos consejos que no he visto mencionados muy a menudo, o que de verdad han marcado la diferencia en mi experiencia.

Este artículo continúa la serie ¿Cómo implementar ideas sin asesinar a nadie?:

  1. ¿Cómo prepararse para presentar una idea?
  2. ¿Cómo tener éxito fallando barato?
  3. ¿Cómo hablar el lenguaje de tu jefe?
  4. Ejecutando ideas: Marcando objetivos y haciendo seguimiento
  5. ¿Cómo ofrecer y recibir feedback? (Y quedar bien en el intento)

Divide en fases

No intentes hacer todo de una vez.

Lo mismo que hablamos cuando tratamos los MVPs se aplica aquí:

  • Divide el trabajo en pequeñas etapas, de tal forma que puedas centrarte en pocas cosas cada vez, y adaptarte según el proyecto lo requiera.
  • Pero, sobre todo, marca objetivos para cada fase. Comunica esos objetivos y asegúrate que todo el mundo está alineado: Desde los trabajadores por debajo tuyo, hasta los managers por encima de tu jefa.

De nada sirve que to equipo se parta el lomo trabajando para tener todo a tiempo, si por arriba las expectativas son otras.

Gestionar las expectativas es uno de los trabajos más importantes en la gestión de un proyecto.

Haz un seguimiento continuo

Ten claro en todo momento cómo va el proyecto, sobre todo qué areas están en riesgo. Lo último que quieres son sorpresas de las malas.

Lo importante, ya bien uses un programa para gestionar tareas o un cuaderno, es:

  • Detecta el trabajo escondido cuanto antes. Aquellas tareas que pasan desapercibidas y llevan mucho más trabajo que el estimado.
  • Haz un seguimiento de las áreas problemáticas.
  • Comunica frecuentemente sobre el estado del proyecto. Hacia arriba y hacia abajo.

Si el proyecto se retrasa, todo el mundo agradecerá saberlo con tiempo, cuando todavía se puede hacer algo.

Escucha a los involucrados y adáptate

Como decíamos al principio, una idea o un proyecto es como nuestra criatura. Tenemos una idea de cómo queremos que sea, y reaccionamos negativamente hacia cualquier propuesta que nos aleje de nuestra visión.

Pero…

¡No necesitamos otro Titanic!

El hundimiento del barco se podría haber evitado si hubieran escuchado a los numerosos avisos de icebergs en la zona.

Hay que aprender a escuchar y filtrar las cosas importantes del ruido. De ello hablaremos más adelante.

Lo que más nos cuesta a la hora de adaptarnos es:

  • Priorizar. Por ejemplo, para dejar de lado una parte del proyecto que no es esencial.
  • Evaluar riesgos. Tendemos a minimizar riesgos cuanto estamos muy involucrados y tenemos visión túnel, hasta que es muy tarde.
  • Empatizar con los usuarios. A veces creamos soluciones en busca de problemas, se nos olvida quién va a usar el fruto de nuestro trabajo (porque lo que estamos haciendo es tan boniiito).

Lo importante es que seas capaz de dar un paso atrás para ver las cosas con perspectiva. Saber evaluar cuando hay que replantear nuestros primeros principios y adaptar nuestro proyecto.

En resumen

Si estás gestionando un proyecto y quieres llevarlo a buen puerto, sigue las buenas prácticas, anticípate a los problemas, y adáptate continuamente.

Si quieres saber más, échale un vistazo a otros artículos en la serie ¿Cómo implementar ideas sin asesinar a nadie?:

  1. ¿Cómo prepararse para presentar una idea?
  2. ¿Cómo tener éxito fallando barato?
  3. ¿Cómo hablar el lenguaje de tu jefe?
  4. Ejecutando ideas: Marcando objetivos y haciendo seguimiento
  5. ¿Cómo ofrecer y recibir feedback? (Y quedar bien en el intento)