A lo largo de los cinco últimos artículos hemos visto cómo gestionar ideas desde la concepción hasta la gestión de la implementación. Uno de los temas recurrentes en estos artículos ha sido que al compartir nuestra idea, abríamos la puerta a que los demás nos aportaran su opinión.
Me gustaría terminar esta serie de artículos con unos consejos para gestionar estas aportaciones y críticas.
Este artículo continúa la serie ¿Cómo implementar ideas sin asesinar a nadie?:
- ¿Cómo prepararse para presentar una idea?
- ¿Cómo tener éxito fallando barato?
- ¿Cómo hablar el lenguaje de tu jefe?
- Ejecutando ideas: Marcando objetivos y haciendo seguimiento
- ¿Cómo ofrecer y recibir feedback? (Y quedar bien en el intento)
Ofreciendo y recibiendo feedback
Al principio de esta serie comentaba los cuatro puntos importantes que hacen una buena idea:
- Conexión con un contexto más grande.
- Comunicación.
- Adaptabilidad.
- Ejecución.
Cuando los explicaba, y a lo largo de todos los artículos he hecho hincapié en dos cosas:
- Hay que saber comunicar a varios niveles.
- Las ideas crecen en equipo, cuando los demás sienten que son suyas.
Es esperable que cuando compartimos una idea recibamos aportes y críticas. Al fin y al cabo cuando los demás se sienten involucrados van a querer dejar su granito de arena, y que el proyecto tenga éxito.
Tenemos que verlo como algo positivo, un éxito.
Ahora, mal gestionada, esta colaboración se puede convertir en un infierno.
Si aceptamos todos los comentarios, acabaremos construyendo un monstruo diseñado por comité.
Si no aceptamos ningún comentario, frenamos la colaboración y nos arriesgamos a chocarnos con un iceberg.
Y a la hora de aportar en las ideas de los demás, si no tenemos el contexto apropiado o comunicamos mal, podemos generar ruido.
Vamos a ver unos consejos para mejorar la comunicación y la colaboración cuando aportamos nuestro grano de arena a una idea.
Recibiendo aportes
Estás tan tranquila, enfrascada en tus cosas, resolviendo mil problemas; cuando viene un canelo y te dice… “Pues he pensado que…”.
Relax, que ya se te ve la vena hinchada en la frente.
Recuerda que esa persona está interesada en el proyecto y quiere que las cosas sean mejores. No seas como tu jefa, sonríe. 🙃
Si no tienes tiempo de atenderle en ese momento, agenda una reunión.
Habla con claridad y honestidad, sin olvidar la asertividad. Que no te de miedo decir:
*La idea parece interesante, pero ahora mismo no tengo ancho de banda para gestionarla. ¿Lo hablamos en tres meses? (*Luego acuérdate de volver a esa persona a los tres meses).
Cuando le escuches, practica escucha activa. Que la otra persona sienta que entiendes lo que te está contando. Si no, esa persona nunca volverá a contarte nada.
Recuerda, no quieres que la gente te deje de hablar. Quieres que la gente vuelva a ti con buenas ideas. Edúcales, puedes pasarles estos artículos para que estructuren mejor su idea. 🤡
Bromas aparte, intenta ser una guía.
Si detectas un punto flojo, indícalo.
- Tú: Creo que es un plan ambicioso que puede fallar en este punto. Trabajaría más en ese aspecto.
Si notas que falta contexto, ofrécelo. O en su defecto, indica dónde se puede conseguir ese contexto.
- Tú: Es interesante, pero solo el 10% de nuestros usuarios emplean esa funcionalidad. Si queremos hacer un impacto, yo trabajaría en la pantalla de inicio que está muy abandonada.
Pide datos:
- Interlocutor: Pero si lo mejoramos lo usará más gente.
- Tú: ¿Cuánta más gente?
Y se constante:
- Interlocutor: No lo se, mucha más gente.
- Tú: ¿Cuánta más gente?
- Interlocutor: No lo se, mucha.
- Tú: ¿Cuánta es mucha?
- Interlocutor: Pues es que no sabría decirte. ¿El doble?
- Tú: Entrevista a unos cuantos clientes, investiga cuánta gente no usa esa funcionalidad porque no es cómoda, y vuelve con los datos.
- Interlocutor: Parece un buen plan. ¡Muchas gracias!
En cualquier caso, no ridiculices a tu interlocutor. No es una batalla que haya que ganar o perder. O ganamos, o perdemos todos.
Evita expresiones como: “¿No te das cuenta de que?”, “Esto es básico”, “A nadie le interesa esto”.
Nadie nacemos aprendidos. Hay dos tipos de personas: Las que alardean de su conocimiento, y las que enseñan. Imagina cuáles son más respetadas y queridas.
Por último, da explicaciones:
- Esto no me gusta porque el color no es corporativo.
- Borra este párrafo porque repites lo mismo otra vez.
Dedica tiempo a guiar y enseñar, los demás se sentirán más realizados trabajando contigo y recibirás mejores aportaciones en el futuro.
Cuando el feedback viene de arriba
Los superiores suelen ir con prisas y no siempre hablan claro. Aquí algunos consejos para sacarle el máximo partido a tus conversaciones con ellos.
No te contentes con un feedback genérico, pide explicaciones: "¿Qué es lo que está mal aquí?". A veces esto se toma como un gesto agresivo, como que quieres presionar. En esas situaciones no dudes en aclarar tus intenciones: “Es que quiero aprender y hacerlo mejor en el futuro”. Verás cómo cambia el tono de la conversación instantáneamente.
Pregunta, y vuelve a preguntar. No tengas miedo en decir: “No entiendo eso”. A veces no somos conscientes de que damos muchas cosas por hecho, y lo que decimos no tiene sentido para los demás.
Por lo general, los jefes prefieren un trabajador que pregunta cuando tiene dudas, a alguien que pierde el tiempo porque no ha entendido bien las instrucciones.
Otra cosa buena de preguntar y alargar la conversación es que obtienes más contexto. He tenido muchos momentos eureka gracias a que me he hecho el tonto, y me han explicado de más.
- Ah, que esto va orientado a los directivos.
- Ya veo, no es que esté todo mal, es solo que este párrafo no te gusta.
Incluso me he encontrado en situaciones donde la persona que ofrecía aportes sabía que había algo mal, pero no sabía el qué.
- Interlocutor: Este artículo es muy largo. Todo mal.
- Yo: Pero hay que contar todo eso. ¿Por qué se te ha hecho largo?
- Interlocutor: No se, he desconectado en la segunda sección. Todo mal.
- Yo: Vale, esa parte está muy mal escrita, y a la introducción le falta gestionar mejor las expectativas.
- Interlocutor: Es muy largo. Todo mal.
- Yo: No te preocupes, no lo voy a arreglar como tú quieres, pero lo vamos a arreglar.
Gestionando teléfonos rotos
Por último, estate alerta si recibes mucho feedback que no tiene sentido. Es una bandera roja indicando que los objetivos no están claros. 🚩
Por ejemplo, en una conversación así:
- Interlocutor: Este texto no se entiende. Todo mal.
- Yo: ¿A qué te refieres?
- Interlocutor: No se, hay mucho palabro raro. Todo mal.
- Yo: 🧘🏻♂️.
Es mejor echar un paso atrás y volver a alinearse en lo más básico:
- Yo: Vamos a ver si estamos alineados. Empezamos a escribir esto como una página de documentación para gente técnica. ¿Es la misma información que tú tienes?
- Interlocutor: No, no, para nada. A mí me habían dicho que esto era para una página de producto.
Conversación terminada.
Ahora empieza la búsqueda de dónde se ha roto el teléfono.
Pregunta, asegúrate de que tienes claros los objetivos y la dirección.
Si tienes la sensación de que no estás teniendo clara la visión, no tengas miedo en pedir una reunión con los jefes de tus jefes. Normalmente se pierden mucho contexto en la cadena de mando.
Ofreciendo aportes
¿Y cuando ofreces tus aportes y tus críticas? Aplícate estas mismas buenas prácticas a ti misma.
En especial:
- Si la persona está ocupada, busca otro momento o agenda una reunión.
- Da explicaciones y contexto.
- Si sientes que no estáis alineados, dad un paso atrás y revisad lo más básico.
En Resumen
Recibir aportes es señal de que los demás se sienten involucrados en tu proyecto. Se una guía para los demás y te convertirás en una persona a la que todo el mundo respeta.
Aprende a pedir aclaraciones y contexto donde sea necesario. Es muy frustrante cuando no estamos alineados en lo más básico y los aportes que nos dan no tienen sentido.
Cuando te toque ofrecer aportes y críticas, ofrece contexto. No des la sensación de que tus pensamientos son arbitrarios.
Si quieres saber más, échale un vistazo a otros artículos en la serie ¿Cómo implementar ideas sin asesinar a nadie?:
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