Hay un hecho curioso, y por eso lo uso para abrir la categoría de curiosidades. Es el hecho de haber pensado miles de veces en algo y luego enterarte de que no sólo es que lo hayan pensado más personas, sino que se le ha dado nombre y es una idea bastante conocida. Me imagino que esto es parte de ese proceso de salir del cascarón, que nos rebaja el ego y nos ayuda a judgar mejor otras ideas.
La penúltima vez que encontré “mis pensamientos” pasados a limpio, fue con la Democracia Participativa. Esta vez ha sido con el escepticismo, no con la corriente filosófica, sino con este artículo de Carl Sagan. En él se plantea la necesidad de un punto intermedio entre escepticismo y credulidad. El artículo ha sido aireado debido a la creciente ola de fundamentalismos religiosos en estados unidos.
Me llama la atención casi el 70% por ciento de las cosas, ya que eran ideas vagas y desdibujadas que tenía por la cabeza y no sabía cómo conectar. Pero lo más interesante son las conclusiones finales. El hecho de que el artículo siga en vigencia, nos puede dar a pensar dos cosas: Que Carl Sagan era un poco profeta, o que por desgracia el mundo no ha cambiado mucho en 20 años.
Una vez más agradezco a la madre internet la posibilidad de haber encontrado estas informaciones. Sin internet, sería todavía más cretino, más ignorante y mas egocéntrico.