A mí desde pequeño no me gustaba mi nombre, y siempre me lo estaba cambiando. Aunque mis nombres no tenían mucho sentido, pues un día decía que me llamaba silla, y al otro que me llamaba mesa.
Mi primer mote parecido a golo nació de mi época rebelde, cuando todavía no me tenía que afeitar. Me dio por hacer graffitis (el 99% en papel, no me creía digno para manchar una pared), y firmaba como Golem porque me gustaba la criatura mitológica.
Un poco más adelante, ya en 2º de bachiller pensé que era un mote poco personal. Un día se paseó GoLo por mi cabeza y me gustó. Tiene resonancia, es simpático, y no tiene ningún sentido.
Golo llegó a ser lo que es hoy en día cuando empecé a dibujar los cómics de “Dodo & GoLo”. Golo es desde entonces el capitán del “Señor de jengibre”, barco que navega por el " Triángulo de las Merluzas".