El día 1 de Marzo fuí uno de los afortunados en conseguir una entrada para el concierto de Héroes del Silencio.
Ya ha se ha dado cobertura a la saturación de la red de ibercaja, así que dejaré los comentarios de si se podría haber evitado para personas más informadas.
La anécdota de la noche no fue la entrada, sino la fiesta que se organizó en los cajeros entre intento e intento.
Yo me acerqué al cajero sobre las ocho para ver si había cola, me habían comentado que fuera de zargoza la gente estaba esperando desde las ocho de la mañana. Como no había nadie, me fui a tomar algo y a esperar a que kimito saliera de un exámen.
Después de cenar un bocadillo en casa de kimito, bajamos los dos a hacer fila. Ya eran las diez y cuarto y había una persona cerca del cajero. Era la madre de unas vecinas de kimito que llamaba a su hija para asegurarse de que ese era el cajero donde vendían las entradas. Pasamos a su lado y oímos cómo le decía a su hija “Ya se me han colao”. Claro, que eso iba a importar poco unas horas más tarde.
Al poco rato vino otra madre, que iba a comprarle la entrada a su hija de quince años. Yo pensaba que íbamos a estar gente joven, cantando algún rato, pero no, la siguiente en llegar fue la hija de la vecina de kimito, embarazada. Y así, sentado a ratos en la silla plegable de kimito y entre conversaciones de mascotas, hicimos tiempo.
A las once y media acabó el partido del zaragoza, y entonces pasamos de ser cuatro a ser treinta. Para entonces nosotros ya estábamos dentro del cajero pensando que si conseguíamos las entradas ya podíamos salir corriendo, por si acaso.
A las doce menos cinco llamamos al hermano de kimito, que estaba en otro cajero, para sincronizar movimientos. Si uno conseguía sacar entradas, sacaba entradas para todos.
A las doce en punto no aparecían en la interfaz las entradas de héroes. Unos minutos después ni siquiera se podían comprar entradas de música. La gente de fuera se empieza a impacientar.
Ahí nos dimos cuenta de que la noche iba a ser MUY larga.