Este verano estuve un par de semanas sin teléfono, por culpa de una portabilidad. Partes I, II, y III
Me prometieron un teléfono que yo creía que era difícil de conseguir, me cambiaron el precio el día antes de ir a recogerlo, y aún así quise seguir adelante con la portabilidad.
El gran día
Y llegó el gran día.
Acudo a la otra tienda del distribuidor a recoger mi terminal. Y… ¡Sorpresa! Allí nadie sabe que me tienen que cambiar el terminal. De hecho…
¡¡¡Mi terminal no se puede cambiar!!!
Si me hubieran avisado antes hubiera cancelado la portabilidad. Ahora no es posible técnicamente, ya que queda demasiado poco para que sea efectiva.
Más preocupante es cuando me dice la dependienta:
“Pero si el teléfono que has pedido no lo tenemos en catálogo…”
Me he quedado sin el teléfono que quería, nadie me había dicho que no lo tenían, y no me ofrecían ninguna solución.¿Podría ser peor? Sí.
En la tienda disponen de dos terminales como el que solicité, pero en otro color. Pregunto por ellos.
“Pero ese terminal no es gratis, tienes que abonar 99€.”
Tercer cambio de precio en tres días. ¿Alguien da más?
Continuará… (con final feliz)